miércoles, 27 de mayo de 2009

Criando malvas

Me gusta la vida adormecida
que me aguarda en la flora temprana,
la paciencia de una semilla al despertarse
y el desperezar de los brotes bajo la luz.

A menudo busco la ruta silvestre de las calles
para pasear entre los árboles, sus centinelas silentes.
Se quiebran y caen porque se alzan solemnes.
¿Cuántos recuerdos, cuántos secretos guardan?

Sus doseles verdes difuminando clarioscuros,
sus hojas susurrando junto al viento,
y su tapiz ambarino tras la marcha del sol
me mecen en un sueño de plácida nostalgia.

Me gusta la vida adormecida
que me aguarda en la flora madura
la dulzura de la pulpa al macerarse
y el cortejar de los insectos bajo la luz.

A menudo busco la senda divina de las hespérides
para yacer entre dríadas, sus espíritus custodios.
Sucumben al acero y al fuego porque resisten recias
¿Cuántas heridas, cuántas lágrimas esconden?

Pues algo impetuoso persevera en el abrazo de la hiedra.
Algo provocador late en la fragancia del jazmín.
Una estoicidad admirable grita en el dolor del abeto.
Un arrojo entrañable se jacta en la espina de la rosa.

Me gusta la vida adormecida
que me aguarda en la flora tardía,
la tenacidad de una raíz al aferrarse
y el languidecer de los pétalos bajo la luz.

2 comentarios:

  1. qué maravilla Loth, increible. me dejas muda, y mira que es complicao.
    y si me prestas un poquito de tu talento?
    bárbaro.
    Ole por ti.

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  2. No hace falta que te preste nada, Tormenta, escribes preciosamente :)

    Muchas gracias por tus visitas y por tus halagos, me ayudan a seguir escribiendo.

    Un besote, nos leemos :)

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