Poseo una mirada profunda
que siempre escruta lo difuso.
Mi gesto resulta acechante,
tal es el ahínco de los miopes.
El águila se burla desde las nubes,
no se dibujó el horizonte para mí.
Incluso los anteojos lo deforman:
Definido, diminuto, distante.
Mis pupilas se fosilizan a los cristales,
bajo la tempestad que los empaña y oxida.
Enturbian mi vista y me hundo en el cieno,
mientras te busco, entre el agua y el fuego.
Temo resbalar, tropezar, caer.
Podrían quebrarse e hincarme su vidrio.
Y yo lloraría tras sus fragmentos, indefensa,
comprendiendo que el mundo escapa a mis ojos.
Pero sólo me cegaré cuando te encuentre
pues estarás cerca como para que toque tu halo.
Encauza a los pasos perdidos y llama a un sueño
con los párpados cerrados y los brazos abiertos.
Creo que conozco el sentimiento del cual hablas..no ser capaz de ver el horizonte o sentir que tu vida esta en un punto muerto...
ResponderEliminarNos leemos!!
un besote
Tus poemas son arte de desnudo. Nos muestras tus sentimientos, pero con unos versos tan estudiados y cuidados que sólo pueden provocar placer y admiración.
ResponderEliminarMe voy a dedicar a la botánica XDDDD
Un besote enorme.
Tu sis
Al fin y al cabo todo consiste en sentir y los dedos suelen enfocar mucho mejor que los ojos :)
ResponderEliminarTodos buscamos, miramos con los ojos bien abiertos esperando que alguien nos ciegue con los suyos. Me encanta tu forma de plasmar lo que sientes, tan lírico, tan transparente.
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